Ansiolíticos, sedantes (hipnóticos): benzodiacepinas, barbitúricos y fármacos relacionados.

Dependencia física o psicológica de cualquier sustancia, hábito o actividad que se vuelve recurrente y compulsiva, e interfiere con la vida normal de una persona.

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    Han sido múltiples, desde la antigüedad, las sustancias que se han utilizado en el intento de controlar la ansiedad. Preparados de plantas autóctonas, bebidas alcohólicas, opiáceos, barbitúricos, etc., han sido durante años los compuestos más empleados.

    Actualmente los ansiolíticos y sedantes son los fármacos más utilizados en los países desarrollados y su consumo está extendido en toda la población. Ya en 1887 se describieron los primeros cuadros de dependencias a tranquilizantes como el paraldehído, habiéndose extendido posteriormente a sustancias como cloral, bartitúricos, bromureído, diazepan, meprobanato, matacuolona, etc. La síntesis del primer barbitúrico se sitúa en 1863, habiendo en la actualidad más de 2.500 derivados de esta sustancia. El barbital o dietil-barbitúrico fue comercializado en 1903, teniendo gran difusión años después.

    En la década de los años 60 se comenzaron a utilizar las benzodiacepinas y de forma paulatina y por su mayor seguridad en el uso, han ido desplazando a los barbitúricos en las indicaciones médicas que tenían estos. Desde entonces se han sintetizado más de 2.000 benzodiacepinas diferentes. Estas sustancias se han convertido, sin lugar a duda, en los psicofármacos más prescritos, no sólo en psiquiatría, sino también en psicosomática, medicina general, etc. Su efecto prácticamente inmediato, su fácil manejo, su escasa toxicidad y su capacidad hipnótica las ha convertido en un auxiliar terapeútico para el médico en los trastornos de ansiedad y trastornos del sueño.

    << Sin embargo, debe también aceptarse que su uso actual es abusivo y desproporcionado con las reales necesidades terapeúticas de la mayoría de los pacientes que las consumen. En una sociedad particularmente estresante como la actual, el control de los cuadros ansiosos se contempla como uno de los objetivos prioritarios dentro de la atención psicológica (…) En los últimos años, numerosas voces de alarma sostienen que las benzodiacepinas pueden ser objeto de abuso y dependencia. Sin lugar a dudas, debe aceptarse el hecho de que existe un uso abusivo muy extendido de estas sustancias. >>  Vallejo Ruiloba, J, (1998) Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, Barcelona (España), Editorial Masson, S.A.

    << Actualmente, el uso de benzodiacepinas se halla restringido a tratamientos relativamente breves de la ansiedad, aplicación en la que suelen ser más evidentes sus efectos terapéuticos y menos probables los efectos secundarios. Las benzodiacepinas se han estado utilizando para tratar la ansiedad, cuadros depresivos, trastornos de pánico, fobias, parálisis cerebral infantil, paraplejia, epilepsia, trastornos del sueño… aunque en algunos casos, siempre sería aconsejable que este tratamiento farmacológico estuviera acompañado de un tratamiento y apoyo psicológico y social.>> FAD. Fundación de Ayuda contra la Drogadicción.

    En este punto nos gustaría aclarar que, según la comunidad científica y los conocimientos empíricamente validados de la Psicología Clínica y de la Salud, el tratamiento de primera elección para los Trastornos de Ansiedad y para los problemas de Estrés es el tratamiento psicológico cognitivo-conductual, ya que produce mejores resultados que el tratamiento farmacológico. Este tratamiento psicológico se puede llevar a cabo combinado con psicofármacos o sin ellos, y es el psicólogo quién debe, en primera instancia, valorar su utilización como apoyo al tratamiento psicológico. En la mayoría de casos no se utilizarán fármacos para resolver un problema de ansiedad o de estrés. En otros casos, se valorará su utilización según los criterios de: gravedad, urgencia, alivio del sufrimiento y facilitación del trabajo terapéutico. De igual forma, para la sintomatología depresiva y/o la depresión unipolar, la revisión de los tratamientos eficaces basados en la evidencia propone como tratamiento de elección, el tratamiento psicológico.

    Efectos inmediatos

    Un sedante eficaz (ansiolítico) debe aminorar la ansiedad y ejercer un efecto calmante. El grado de depresión del sistema nervioso central causado por un sedante debe ser mínimo, en concordancia con su eficacia terapéutica.

    Un fármaco hipnótico debe producir somnolencia y alentar el inicio y mantenimiento de un estado de sueño. Los efectos hipnóticos involucran una depresión más pronunciada del sistema nervioso central que la sedación.

    Tipos de ansiolíticos e hipnóticos

    En general, los fármacos ansiolíticos y los hipnóticos pueden pertenecer al grupo de las benzodiacepinas, de los antidepresivos o pueden ser ansiolíticos no benzodiacepínicos:

    A  Las benzodiazepinas

    Producen gran variedad de efectos que incluyen: la sedación, el sueño, la disminución de la ansiedad, relajación muscular, amnesia anterógrada y actividad anticonvulsiva. A pesar de que todas las benzodiazepinas (midazolam, flurazepam, diazepam, alprazolam,  lorazepam, clonacepam, triazolam, temazepam, etc.), tienen acciones similares, existen diferencias entre ellas por lo que su uso clínico varía.

    En general, podemos afirmar que las benzodiacepinas son drogas que potencialmente provocan adicción: la dependencia psicológica y física se puede producir en un lapso de tiempo que va desde unas semanas hasta meses de uso habitual o repetido. Existen varios tipos de dependencia de las benzodiacepinas, y éstos se superponen entre sí.

    Más información en el Manual de Ashton, monografía sobre el uso, funcionamiento, dependencia y tratamiento de la suspensión a las benzodiacepinas.

    B  Los antidepresivos

    En la actualidad, los fármacos antidepresivos, sobre todo los integrantes de la familia de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS: paroxetina, fluoxetina, escitalopram, sertralina, citalopram, etc.), constituyen una alternativa farmacológica, en ocasiones de elección, a considerar en los diferentes trastornos de ansiedad. Estos antidepresivos suelen causar menos efectos secundarios y presentan menor probabilidad de provocar problemas cuando se administran en dosis terapéuticas altas que otros tipos de antidepresivos.

    No obstante, hay que considerar su capacidad para generar dependencia y adicción según la dosis, frecuencia y duración del tratamiento.

    C  Los ansiolíticos e hipnóticos no benzodiacepínicos

    • Hipnóticos. Existen análogos benzodiacepínicos – llamados fármacos Z-, (como el zolpidem, zoplicona, etc.),  que son fármacos de prescripción utilizados como inductores del sueño (sedantes, hipnóticos, somníferos). Presentan menor probabilidad que las benzodiazepinas de provocar ansiedad de rebote y se suponen menores síntomas de abstinencia.
    • Otros ansiolíticos:  En este grupo se encuentran fármacos que tienen menor riesgo de dependencia física y no provocan efecto sedativo ni hipnótico, como son la buspirona, isapirona o gespirona. En este grupo también podemos encontrar la pregabalina, un antiepiléptico que también está indicado para el Trastorno de Ansiedad Generalizada y genera dependencia de una forma más lenta.

    Síntomas de abstinencia

    Los síntomas de abstinencia, también llamados síndrome de discontinuación, aparecen por la reducción o la suspensión repentina de la dosis de un determinado psicofármaco que se ha administrado durante un largo periodo de tiempo. Esta reducción o suspensión provoca cambios metabólicos, fisiológicos y psicológicos en el organismo que son mayores si los cambios en la medicación son bruscos. En la mayoría de casos, esta reducción provoca el llamado efecto rebote que aumenta los síntomas negativos y produce los efectos opuestos a los del fármaco, lo que suele traducirse en el aumento de los síntomas que se quisieron evitar con el fármaco.

    Es importante mencionar que los fármacos antidepresivos también provocan síndrome de abstinencia similar al que se produce con los opiáceos y las benzodiacepinas. La abstinencia de los antidepresivos puede ocurrir si se suspende súbitamente un antidepresivo, en especial si se ha estado tomando durante más de seis semanas. Algunos antidepresivos son más proclives que otros a causar síntomas de abstinencia.

    La desaparición progresiva de los síntomas de abstinencia tras el consumo crónico suele tener una duración media de un año, y, en algunos casos, varios años.

    Para evitar el síndrome de abstinencia es necesario pautar su retirada con extrema precaución, gradualmente, y siempre siguiendo el consejo de un profesional de la Psiquiatría.

    SÍNTOMAS QUE SE PUEDEN PRESENTAR TRAS LA REDUCCIÓN O SUSPENSIÓN DE BENZODIACEPINAS

    • Sensaciones corporales: hormigueo, entumecimiento, sensación de descarga eléctrica, picazón, etc.
    • Alteración del Sistema Endrocrino
    • Prurito. Erupciones cutáneas. Picazón
    • Diarrea
    • Ansiedad generalizada
    • Dificultades para mantener la atención
    • Despersonalización. Desrealización
    • Recuerdos intrusivos
    • Mala calidad del sueño
    • Inquietud
    • Fatiga, cansancio generalizados
    • Boca seca
    • Problemas de coordinación o equilibrio
    • Fobias
    • Cambios bruscos en el estado de ánimo
    • Nistagmo (movimientos oculares involuntarios)
    • Dificultad para pensar
    • Respiración disminuida
    • Síntomas gastrointestinales: naúseas, vómitos, diarrea, problemas digestivos, etc.
    • Tinnitus (zumbido en los oídos)
    • Problemas de memoria
    • Confusión
    • Aumento de la tensión muscular: rigidez, dolores musculares, dolor mandibular, bruxismo, etc.
    • Ataques de pánico
    • Ideas obsesivas
    • Insomnio
    • Pesadillas o sueños perturbadores
    • Hiperactividad del Sistema Nervioso Autónomo: palpitaciones, taquicardia, enrojecimiento, transpiración, pulso acelerado.
    • Cefaleas
    • Deterioro de las funciones cognitivas
    • Depresión
    • Irritabilidad. Agresividad
    • Hipersensibilidad sensorial: a la luz, al ruido, al tacto, a olores y sabores
    • Alucinaciones, ilusiones, distorsiones de la percepción
    • Habla farfullante
    • Despertares frecuentes durante el sueño

    SÍNTOMAS GRAVES SI EXISTE DISCONTINUACIÓN APRESURADA O BRUSCA DE BENZODIACEPINAS

    • Convulsiones
    • Delirios
    • Psicosis
    • Ideación suicida
    • Ideación homicida
    • Manía
    • Intentos de suicidio
    • Agresividad
    • Delirium tremens
    • Hipertermia
    • Violencia
    • Síndrome orgánico cerebral

    SÍNTOMAS QUE SE PUEDEN PRESENTAR TRAS LA REDUCCIÓN O SUSPENSIÓN DE ANTIDEPRESIVOS

    • Alteraciones sensoriales: mareos, sensación de liviandad en la cabeza, vértigo, hormigueo, sensaciones de descargas eléctricas.
    • Trastornos motores: temblores, pérdida del equilibrio, rigidez muscular, movimientos anómalos
    • Vértigo
    • Dificultades de concentración
    • Síntomas similares a los de la gripe: cansancio, dolor de cabeza, dolores musculares, debilidad física, transpiración, escalofríos, palpitaciones.
    • Paranoia
    • Episodios de llanto
    • Falta de deseo sexual (deseo sexual hipoactivo)
    • Síntomas gastrointestinales: dolores abdominales, diarrea, naúseas, vómitos, etc.
    • Parestesia
    • Depresión
    • Disfunción eréctil
    • Trastornos del sueño: Insomnio, pesadillas, sueños vívidos, somnolencia.
    • Cefaleas
    • Ansiedad
    • Irritabilidad. Inquietud. Agitación
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