Trastorno de la personalidad evitativo

Tienden a aislarse socialmente y a evitar el contacto con los demás por miedo a la evaluación negativa o al ridículo.

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    Hipersensibilidad al rechazo, la humillación o la vergüenza, retraimiento social y baja autoestima.

    Las personas con un trastorno de la personalidad por evitación tienen un sentido negativo de sí mismos, asociado con un profundo sentimiento de insuficiencia e inhibición en el establecimiento de relaciones interpersonales íntimas.

    Más concretamente, se sienten ansiosos, inferiores, socialmente ineptos y poco atractivos, por lo que se avergüenzan con facilidad. Son tímidos y reservados tanto en situaciones profesionales como sociales y evitan éstas, aun deseándolas, por miedo al ridículo o a la humillación, por lo que buscan contextos que no incluyan a otras personas.

     Temen la evaluación negativa de los demás, las críticas o su rechazo. Les horroriza hacer el ridículo y necesitan garantías de aprobación incondicional para establecer relaciones con el prójimo, por lo que suelen ser muy renuentes a revelar información personal y tener pocas amistades íntimas. Las relaciones profundas se evitan debido a un temor general a la intimidad, incluida la sexual.

    Parecen carecer de habilidades interpersonales -no saben qué hacer, ni qué decir, ni cómo hablar, ni a dónde mirar cuando están con otras personas-, de modo que recurren a estrategias de evitación para librarse del penoso trance de sentirse examinados por las personas, a las que atribuyen hostilidad y malevolencia.

    Los individuos que se asemejan a este tipo tienden a culparse a sí mismos, se sienten responsables por las cosas malas que suceden y no encuentran disfrute en las actividades de la vida cotidiana. También tienden a ser emocionalmente inhibidos y tienen dificultades para expresar sus deseos o emociones, tanto positivas como negativas. Todo ello hace que estas personas tengan una autoestima baja y se expongan a frecuentes episodios depresivos o a estados de ansiedad derivados de sus fallidas tentativas de afrontamiento, que se alternan con estados de bloqueo emocional.

    Desde el punto de vista social, las incapacidades de estas personas son muy notorias, con lo que presentan un alto riesgo de invalidez, de dependencia familiar y de autoinculpaciones agresivas, que generan problemas sobreañadidos y consolidan la patología fóbica.

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