Trastorno del sueño inducido por sustancias/medicamentos
La importancia de dormir bien.
Este trastorno es la alteración del sueño asociada primariamente a los efectos farmacológicos de una sustancia. Puede producirse después de la intoxicación o la abstinencia de una sustancia, o bien, después o durante el curso de administración de un medicamento.
Es recomendable evitar tomar fármacos inductores del sueño sin valoración psicológica sanitaria y/o prescripción médica previas. Los hipnóticos (benzodiacepinas, antihistamínicos o sedantes hipnóticos, entre otros), están indicados principalmente para el manejo a corto plazo de los problemas de sueño y su uso debería considerarse sólo cuando otras medidas, como la modificación de rutinas basadas en la higiene del sueño y la terapia psicológica, se muestren insuficientes, debido a la magnitud del problema de base. Los hipnóticos son fármacos psicotropos que si no se utilizan adecuadamente generan dependencia, primero psicológica y después física, así como síntomas secundarios a su utilización.
Tampoco deberían utilizarse antidepresivos sedantes o antihistamínicos como primera opción de tratamiento para un trastorno del sueño. De hecho, los antidepresivos y ansiolíticos están contraindicados en el Síndrome de Apnea-Hipoapnea Obstructiva del sueño; los fármacos sedantes o hipnóticos y los analgésicos narcóticos como la codeína, pueden empeorar el Síndrome de Apnea Central del Sueño y los antihistamínicos, antidepresivos y antidopaminérgicos pueden causar o agravar el Síndrome de Piernas Inquietas.
Las sustancias como el alcohol, la cafeína, bebidas estimulantes, cocaína, cannabis y/o similares, tampoco son recomendables ya que enmascaran el problema, provocan adicción y trastornos físicos y psicológicos asociados a su consumo.
Las sustancias o los medicamentos consumidos o administrados de una forma no adecuada, pueden dar lugar a insomnio, somnolencia diurna excesiva, fatiga, despertares nocturnos frecuentes o comportamientos anómalos durante el sueño, entre otros.