ESTRÉS LABORAL (BURNOUT)

Estrés, tenemos que hablar. Lo nuestro no puede seguir así. Yo ya no puedo más.

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    Diariamente nos enfrentamos a situaciones estresantes que ya son cotidianas, entre ellas podemos encontrar mucho o poco trabajo, presiones de tiempo y fechas límite, cambios en los procedimientos y en las políticas, tener que realizar tareas para las cuales no se cree preparado, falta de objetivos o de información, así como responsabilidad hacia personas o presupuestos, entre muchos otros.

    Uno de los rasgos principales del burn-out, es el agotamiento emocional, físico y/o psicológico, que se manifiesta por sentimientos de estar emocionalmente agotado, de no poder dar más de sí mismo a los demás, ansiedad, labilidad emocional con tendencia a la irritación y tendencia al abatimiento depresivo. Así mismo, se produce un sentimiento complejo de inadecuación profesional y personal al puesto que se desempeña (disminución de la autoestima, sentimientos de incompetencia profesional), junto con la tendencia a autoevaluarse negativamente. Todo esto mantenido en el tiempo propicia un encadenamiento de sintomatología depresiva que en algunas personas puede dar lugar a un trastorno depresivo.

    Hay muchos factores que pueden causar estrés laboral. De forma resumida podríamos decir que el estrés laboral es la interrelación entre características personales, (como el déficit en estrategias de afrontamiento eficaces o la cualificación profesional), características de la cultura de la empresa, (como la falta de apoyo social o de promoción), y características organizativas, (como la sobrecarga de tareas o el desconocimiento de los objetivos de trabajo).

    Los riesgos psicosociales y en particular el estrés se han convertido en uno de los principales problemas para la salud y la seguridad laboral.

    Los riesgos psicosociales más ampliamente reconocidos y sobre los que se mantiene un relativo consenso son el estrés, la violencia en el trabajo, el acoso laboral o mobbing, el acoso sexual, la inseguridad laboral y el Burnout o desgaste profesional.

    Si bien no existe un marco legislativo específico al respecto, todas las inspecciones europeas incluyen tácita e implícitamente estos riesgos en las disposiciones generales de la Directiva Marco 89/391/CEE, se incluye en la Ley 31/1995 de 10 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, en las Normas ISO 10075 (1 y 2), en el R.D. 488/1997 P.V.D. Resolución Parlamento Europeo (2001/2339 INI), en la Jurisprudencia sobre Acoso Laboral y Burnout, la norma OHSAS 18001 y la ISO 45001:2016, entre otras.

    Según la OMS los principales estresores laborales, considerados como más relevantes son: el ambiente físico, demandas del propio trabajo, estructura de la organización, relaciones interpersonales, inseguridad laboral, organización del trabajo, conflicto de roles y factores externos al trabajo (Peiro 1999).

    Además de que el estrés puede provocar enfermedades y sufrimiento en las personas, la repercusión de este problema en términos de pérdidas de productividad, enfermedad y deterioro de la calidad de vida es muy alta, contribuye a la aparición de otros problemas de salud laboral, como frecuentemente son los trastornos musculo-esqueléticos y puede poner en peligro la seguridad en el lugar de trabajo.

    Por tanto, el estrés laboral es uno de los riesgos psicosociales más importantes en nuestra sociedad.

    Para prevenir el estrés laboral, además de la intervención individual, se realizan intervenciones en la empresa para determinar qué aspectos concretos de una determinada organización pueden ser fuentes de estrés y proponer propuestas de cambio planificadas.

    Más información

    Algunas de las consecuencias del estrés laboral:

    Trastornos físicos:

    Fatiga crónica, cefaleas frecuentes, trastornos del sueño, pérdida o aumento de peso, asma, dolores musculares, desórdenes gastrointestinales, etc.

    Respuestas conductuales (comportamientos que provoca):

    Absentismo laboral, abuso de drogas, aumento del comportamiento agresivo o violento, comportamientos de alto riesgo físico, distanciamiento afectivo, irritabilidad, incapacidad de concentración, dificultad para tomar decisiones, pérdida de la capacidad de disfrutar de lo que anteriormente se consideraba placentero, baja autoestima, deseos de abandono del trabajo, desarrollo de actitudes negativas hacia uno mismo, hacia los usuarios, los compañeros y la organización, insatisfacción laboral, etc.

    Comportamientos defensivos:

    Negación de las emociones, atención selectiva, ironía, racionalización, desplazamiento de afectos, etc.

    Trastorno de la relación interpersonal:

    Deterioro de la vida social y familiar.
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