Cannabis

Dependencia física o psicológica de cualquier sustancia, hábito o actividad que se vuelve recurrente y compulsiva, e interfiere con la vida normal de una persona.

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    La Cannabis sativa es un arbusto silvestre que puede llegar a una altura de seis metros, extrayéndose de su resina el hachis. La resina (el hachís – hashish-, chocolate) tiene una concentración aproximadamente cinco veces mayor de principios activos, aumentando su potencial tóxico y por lo tanto sus efectos nocivos, por lo que se desaconseja totalmente su consumo. Los orígenes de la cannabis sativa los podemos registrar en referencias médicas chinas datadas alrededor del año 2737 a.C., siendo originaria de Mongolia y la zona sur de Siberia. El empleo del cáñamo para la elaboración de prendas de vestir, cuerdas y papel, y para hacer aceites y alimentos tiene más de 5.000 años. La aplicación del cannabis medicinal se puede observar en códices de la antigua China  o en plantas de marihuana encontradas en tumbas de las regiones sur de Siberia y noroeste de China. Esto último sugiere que esta planta pudo haber sido parte de rituales religiosos y funerarios. En Arabia, el médico Avicena (980-1037) mencionó el cannabis en su compendio El canon de la medicina. Hacia el año 1150, los musulmanes introdujeron el cáñamo en España con la finalidad de producir papel, se fundó el primer molino en la ciudad de Alicante y se intensificó el interés por la elaboración de textiles, vestimenta y cordelería.

    Ya en nuestra época, durante los años sesenta comienza el consumo casi masivo de esta sustancia así como de otros alucinógenos como LSD, peyote, etc. En el mundo de la música, y luego entre la burguesía intelectual norteamericana cundió la moda de fumar marihuana y hachís, extendiéndose a Europa Occidental. La Cannabis fue un signo más del movimiento contracultural pretendiendo una nueva ideología dentro de la burguesía, basada en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre y la vida formando parte de la Naturaleza. Al principio su consumo afectó a estudiantes y clases altas y medias, para después extenderse por todos los estratos sociales, consumiéndose junto con alcohol y comenzando a crear problemas sanitarios.

    La Cannabis fue introducida en terapéutica en el siglo XIX, con diferentes indicaciones, como los tratamientos de la tos, de temblores en parálisis compulsivas, antineurálgico, tranquilizante para maniaco-depresivos, etc. Si bien su uso fue decreciendo con el desarrollo y la introducción de los hipnóticos y los analgésicos, ya que la Medicina desaconsejó unánimemente el uso de cannabis.

    Está probada científicamente la relación entre el consumo de cannabis y otras drogas como alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos, habiéndose probado su función en la escalada a drogas más peligrosas.

    La Cannabis sativa o marihuana es una planta que contiene una gran cantidad de alcaloides con efectos psicoactivos. El principal de ellos es el delta-9-tetrahidrocannabinol o THC del que derivan, asimismo, más de 80 metabolitos, de los que algunos siguen poseyendo efectos sobre el Sistema Nervioso Central. Actualmente las modalidades de marihuana disponibles son más potentes que las que existían en los años sesenta, ya que los laboratorios clandestinos han modificado mediante biotecnología la concentración de THC.

    La marihuana no puede considerarse medicinal ni utilizarse en el ámbito paliativo en ninguna de las formas en que es consumida en el uso lúdico o recreativo y por tanto, en los usos que promueven la adicción.

    EFECTOS DEL CONSUMO DE CANNABIS EN UN CONSUMIDOR HABITUAL

    • Déficits en memoria episódica: en la codificación de información, en el almacenamiento y consolidación de la información y en la recuperación de información.
    • Dificultades para el aprendizaje y la retención de información
    • Deterioro de las funciones ejecutivas: memoria de trabajo, toma de decisiones y resolución de problemas, flexibilidad e inhibición de respuestas
    • Síndrome amotivacional: abulia, apatía y anhedonía
    • Disminución de la capacidad de atención sostenida y la concentración
    • Aumento del deterioro del Sistema Nervioso si se consume alcohol
    • Otros efectos neurológicos y psicológicos: euforia, disforia, relajación, ansiedad, despersonalización, alucinaciones, psicosis, fragamentación del pensamiento, ataxia, deterioro en la coordinación motora, insomnio, dificultades en el procesamiento de información, aumento del tiempo de reacción a estímulos, irritabilidad e intranquilidad.
    • Material genético: inhibición de la síntesis de ADN, ARN y proteínas
    • Sistema endocrino: disminución de las concentraciones plasmáticas de hormonas LH, FSH, TSP, PL y GH
    • Sistema endocrino: alteración del metabolismo de la glucosa
    • Aumento del apetito
    • Trastornos reproductivos: afectación a las características y función sexual femenina y masculina. Estrecha relación con la esterilidad. Aplazamiento de la pubertad en hombres y reducción del número y la motilidad de los espermatozoides. En mujeres, alteraciones del ciclo menstrual normal e inhibición de la producción de óvulos.
    • Trastornos inmunológicos: impide la función normal de las células T, cuando se trata de defender al sistema respiratorio de cierto tipo de infecciones.
    • Sistema cardiovascular: taquicardia, aumento del gasto cardiaco y de la demanda de oxígeno, vasodilatación, hipotensión ortostática, inhibición de la agregación plaquetaria.
    • Broncodilatación
    • Disminución de la temperatura corporal
    • Inhibición de la motilidad intestinal
    • Hiperemia conjuntival y disminución de la presión intraocular
    • Trastornos respiratorios: problemas similares a los consumidores de tabaco, daño del tejido pulmonar, mayores concentraciones de químicos cancerígenos que el tabaco (cinco cigarrillos de marihuana a la semana contienen la misma cantidad de químicos cancerígenos que una persona que fuma un paquete de cigarrillos al día)

    Uso terapeútico de cannabinoides

    El uso terapéutico del cannabis no mejora, ni potencia la mejoría en ninguna enfermedad. En algunos casos, y ante el fracaso de fármacos específicos para abordar ciertas dolencias, puede ayudar a aliviar sus síntomas.

    Desde el punto de vista psicológico, al igual que informamos en el apartado sobre ansiolíticos, hipnóticos y sedantes, no se recomienda la utilización del cannabis o sus derivados terapéuticos para el tratamiento de los trastornos de ansiedad, problemas de estrés, trastornos depresivos o del estado de ánimo. El tratamiento de primera elección para estos trastornos es el psicológico cognitivo-conductual. El cannabis,  incluso en su utilización terapéutica, tiene efectos secundarios y un riesgo comprobado de dependencia si existe un uso frecuente.

    Las principales aplicaciones terapéuticas del cannabis y sus derivados, como los agonistas cannabinoides, son sus efectos analgésicos y antiespásticos, principalmente ante el dolor neuropático.

    En algunos pacientes, la búsqueda de terapias alternativas les lleva a la utilización de preparaciones procedentes del cannabis. Para ello suelen recurrir a fuentes de información alternativas como Internet, que en algunas ocasiones no son lo suficientemente fiables. Así mismo, en muchos casos se desconoce con precisión la composición de los preparados utilizados. El uso de pesticidas y otros agentes químicos para el cultivo de la planta, o de disolventes orgánicos para la extracción de sus principios activos puede ser muy peligroso, más aún si la persona tiene un estado de salud deteriorado.

    Si tiene dudas, lo más aconsejable es que lo comente con su médico.

    Para más información puede consultar estas recomendaciones sobre el cannabis y  sus usos terapéuticos registrados, indicaciones y contraindicaciones, dosificación, efectos secundarios, riesgo de dependencia y síntomas de abstinencia, e interacciones con otros fármacos (especialmente antidepresivos, benzodiacepinas -ansiolíticos-, opiáceos y fármacos antiinflamatorios).

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