Nicotina

Dependencia física o psicológica de cualquier sustancia, hábito o actividad que se vuelve recurrente y compulsiva, e interfiere con la vida normal de una persona.

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    El tabaco es originario de América, cultivándose en la actualidad en casi todos los países del mundo.

    Ya en 1604, Jaime I de Inglaterra condenó el uso del tabaco, estableciendo una analogía entre el hábito de fumar y el proceso por el cual un bebedor llega a ser alcohólico. A pesar de las posturas en contra, el consumo de tabaco fue progresivamente implantado, experimentando una gran expansión en la última mitad del siglo XIX. El aumento del consumo en esta época estuvo relacionado con cambios tecnológicos, como la introducción de variedades de tabaco nuevas y más suaves, maquinaria para manufacturar cigarrillos y el advenimiento de modernas técnicas de publicidad.

    El hábito social de fumar cigarrillos solía ser la forma de inicio de consumo. Aproximadamente el 60% de las personas que fuman empezaron a consumir en la juventud, alrededor de los 13 años. Las personas que se inician en el consumo, como fumadores habituales, no abandonan el hábito hasta unos 15 años, de media.

    Existen diversos factores que pueden contribuir a la instauración de la dependencia: la rapidez de los efectos psicoactivos, la dependencia física a las sustancias, la amplia difusión del consumo, el precio asequible, el consumo pasivo, las expectativas erróneas sobre los efectos del tabaco, las actitudes hacia el consumo, etc.

    La adicción a la nicotina ha sido ampliamente estudiada, desde las investigaciones de la absorción y el metabolismo de la nicotina en el humo hasta su amplia variedad de efectos sobre los neurotransmisores en el cerebro (la nicotina tiene efectos periféricos y centrales. Los efectos periféricos, como la inhibición de la contracción gástrica, el aumento de la frecuencia cardíaca, la liberación periférica de noradrenalina, etc., no parecen desempeñar un papel importante en el efecto reforzador. A nivel central, estimula la liberación de sustancias hormonales, aumenta los niveles plasmáticos de ACTH, b-lipoproteínas y b-endorfinas).

    Los estudios en animales indican que la nicotina pura es poco adictiva, pero los datos sobre consumo de drogas en humanos indican que el potencial adictivo del tabaco es muy alto. Las respuestas individuales son muy variadas, pero la dependencia de la nicotina guarda una relación directa con el número de cigarrillos fumados diariamente.

    La prevalencia de familiares de primer grado que también son fumadores es más elevada en las personas con dependencia a la nicotina que entre la población general. A diferencia de otras dependencias, no se produce un deterioro en la conducta laboral y social, ni tampoco un estado de intoxicación.

    Características

    Las características de cada marca de cigarrillos dependen del tipo de tabaco y de la mezcla, del método de curado, de los aditivos utilizados entre otras. Todo ello influye en la cantidad de sustancias diferentes en el humo, en las forma de combustión, en la liberación de nicotina y en el tamaño de las partículas del humo.

    En las últimas décadas, se han introducido cada vez más aditivos, de manera que los actuales cigarrillos contienen hasta un 10 por ciento de su peso en aditivos. Se han documentado cerca de 600 aditivos diferentes. Estos también afectan a las características del humo, como su color, su aspereza, su olor y su sabor.

    Los principales aditivos del tabaco son los azúcares, también presentes de manera natural, y los agentes humectantes. Otros aditivos son los conservantes y numerosos aromatizantes, como el cacao, el regaliz, el mentol y el ácido láctico.

    Las sustancias de los cigarrillos que influyen en la salud del fumador (activo o pasivo) sobre las que existe en la actualidad evidencia científica son las siguientes:

    Los Alquitranes

    El alquitrán, una mezcla café y pegajosa que también es un componente químico en los cigarrillos, se va depositando en todo el tracto respiratorio, desde la boca, garganta hasta los pulmones. Rápidamente se va pegando a las paredes de todo el tracto respiratorio y finalmente tapa los alveolos pulmonares.  Esto tiene como consecuencia que la persona reduce considerablemente la cantidad de oxígeno que ingresa. La garganta se irrita, se produce tos crónica, los dientes se manchan permanentemente y el aliento cambia (halitosis).

    Los alquitranes se clasifican en tres categorías en función del papel que desempeñan en la aparición y desarrollo de los diferentes tipos de cánceres atribuibles al tabaquismo:

    1. Iniciadores: sustancias cancerígenas que, por sí mismas, tienen capacidad para generar células tumorales; entre ellos el alfa benzopireno.
    2. Promotores: sustancias que actúan estimulando la acción de las células tumorales.
    3. Co-carcinógenos: sustancias que son incapaces por sí mismas de desarrollar una acción cancerígena, pero favorecen el desarrollo de las células tumorales producidas por los iniciadores.

     Monóxido de carbono (CO)

    Se trata de un gas incoloro, muy tóxico, que se desprende de la combustión del tabaco y del papel que envuelven al cigarrillo. El monóxido de carbono se acumula en la sangre a través de los alvéolos pulmonares, y se une a la hemoglobina desplazando al oxígeno. Los glóbulos rojos al encontrarse con la molécula de oxígeno y de monóxido de carbono, toman este último en vez del oxígeno y lo transportan al cuerpo como si fuese oxígeno, con lo que la oxigenación de los tejidos se ve muy dificultada.

    Por su toxicidad se está empezando a tener en cuenta la aparición de la concentración de CO en los paquetes de tabaco.

     Irritantes

    Son los principales responsables de la tos, del incremento de la mucosidad y del lagrimeo en los fumadores, a largo plazo son los componentes que producen patologías respiratorias como el enfisema pulmonar o la bronquitis crónica.

     Nicotina

    Es la responsable de la adicción. Además, es el principal alcaloide del tabaco, presente en las hojas de la planta y en el humo procedente de su combustión. De naturaleza volátil, es la sustancia que da al tabaco su olor característico.

    En los cigarrillos se encuentra en forma de sal ácida, por lo que no se disuelve en la saliva y no se absorbe por la mucosa bucal. El fumador de cigarrillos se ve obligado a inhalar profundamente el humo para que llegue a los alvéolos pulmonares y a través de ellos pase a la sangre.

    Por el contrario en los puros y en tabaco de pipa se encuentra en forma alcalina, por lo que se disuelve en la saliva, y se absorbe bien por la mucosa de la boca y de la faringe. Esta diferencia explica que los fumadores de puros o pipas no tengan que inhalar el humo para experimentar los efectos de la nicotina.

    Una vez en el torrente sanguíneo la nicotina llega al cerebro en siete segundos.

    La nicotina se clasifica farmacológicamente entre los estimulantes menores del Sistema Nervioso Central. Tiene no obstante, un efecto bifásico, pudiendo el fumador regularlo para que sea estimulante o relajante (básicamente, controlando la frecuencia y la profundidad de las aspiraciones).

    La nicotina tiene una vida media aproximada de unas dos horas. A partir de este tiempo, a medida que su concentración sanguínea (nicotemia) va disminuyendo, el fumador comienza a experimentar deseos de fumar.

    La nicotina es una sustancia estimulante, pero la mayoría de los fumadores creen que fumar les relaja. Esto es así porque fumar produce una percepción de relajación al calmar la ansiedad provocada por la falta de nicotina en el cuerpo (síndrome de abstinencia).

    Enfermedades directamente relacionadas con el tabaquismo

    Existen una serie de enfermedades que se encuentran directamente relacionadas con el tabaquismo, como son: el cáncer de pulmón, la bronquitis, el enfisema pulmonar y los problemas cardiovasculares.

    Hay otras enfermedades que también suelen aparecer en fumadores, como otras formas de cáncer (labio, boca, laringe, esófago y vejiga) y la úlcera gastroduodenal.

    El riesgo de padecer estas enfermedades depende de cuatro factores:

    1. Consumo diario de cigarrillos: cuanto mayor es la dosis diaria mayor es el riesgo.
    2. Duración del consumo: Cuanto antes se empezó a fumar y más largo es, por tanto, el periodo de su vida durante el cual un sujeto consume tabaco, regularmente, mayor es el riesgo de enfermar.
    3. La forma de fumar: aquellas formas que aumentan la exposición del organismo al humo (inhalación profunda y repetida, mantener el cigarrillo entre calada y calada), incrementan el riesgo.
    4. Tipo de cigarrillos: los cigarrillos con filtro, y aquellos que tienen un menor contenido de nicotina y alquitrán (a igual consumo), reducen el riesgo de enfermar.

    Tabaco y aparato respiratorio

    La exposición constante de las vías respiratorias a los componentes tóxicos del humo del tabaco, incrementa la producción mucosa, dificulta la acción limpiadora de las células ciliares y reduce la eficacia del sistema inmunitario. A consecuencia de este proceso, comienzan a aparecer los síntomas más frecuentes entre los fumadores (tos y expectoración), primeros síntomas indicadores de disfunción en el sistema.

    A medida que va aumentando la gravedad puede aparecer:

    1. Bronquitis crónica: Inflamación permanente que resulta de la irritación continuada del árbol bronquial.
    2. Enfisema pulmonar: Se caracteriza por la destrucción progresiva de los alvéolos y la retención de aire en los pulmones.
    3. Cáncer de pulmón: El hábito de fumar es el factor causal en la aparición de la mayor parte del cáncer de pulmón, por lo que prácticamente desaparecería si se eliminara el hábito de fumar.

    Tabaco y aparato circulatorio

    Los efectos del humo del tabaco sobre el aparato cardiocirculatorio, son debidos a la acción de la nicotina y el CO2.

    La nicotina aumenta la presión arterial (sobrecargando las paredes de las arterias), la frecuencia cardiaca (sobrecargando de trabajo al corazón) y la coagulabilidad de la sangre (incrementando la presencia de lípidos y favoreciendo al formación de trombos). El CO2 disminuye la oxigenación del organismo (hipoxia), lo que tiene efectos negativos, especialmente sobre el corazón.

    Esto puede llegar a producir arteriosclerosis, que afecta fundamentalmente a las arterias del corazón, el cerebro y las extremidades, y que puede dar lugar a distintas formas de patología:

    1. Enfermedades coronarias: por obstrucción de las arterias coronarias (cardiopatía isquémica, angina de pecho e infarto de miocardio);
    2. Accidentes cerebro vasculares: por obstrucción de las arterias cerebrales (hemorragia, trombosis y embolias cerebrales); Pueden dar lugar a muerte súbita;
    3. Enfermedades vasculares periféricas: por déficit de riesgo en las extremidades superiores e inferiores.

    Tabaco y aparato digestivo

    Por causa del efecto de la nicotina, se favorece la aparición de enfermedades como la gastritis crónica, (dos veces más frecuente en fumadores que en no fumadores), la úlcera gastroduodenal y la esofagitis por reflujo.

    Tabaco y embarazo

    Evidencias científicas apoyan la influencia del tabaquismo en el bajo peso de los recién nacidos y de los problemas que se producen en el desarrollo y crecimiento del feto; además de aumentar las posibilidades de abortos espontáneos, nacimientos prematuros y complicaciones durante el embarazo y en el parto.

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