Redes Sociales y Nuevas tecnologías

Dependencia física o psicológica de cualquier sustancia, hábito o actividad que se vuelve recurrente y compulsiva, e interfiere con la vida normal de una persona.

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    La utilización de internet ha crecido más rápido que cualquier tecnología en la Historia, incluido el teléfono, la televisión, los ordenadores, los videojuegos y los reproductores de CD. La Red proporciona infinitas oportunidades de aprendizaje, expresión, comunicación, relación y entretenimiento, a través del correo electrónico, la mensajería instantánea, el chat en vivo, las redes sociales, los juegos y aplicaciones móviles, y la capacidad de adquirir bienes y servicios en línea.

    Las personas podemos ir virtualmente a cualquier parte, buscar y encontrar casi cualquier cosa, realizar diversas actividades y, “ser lo que queremos ser” (construimos una identidad virtual distinta a la real, una versión mejorada de nosotros mismos), permaneciendo en nuestra propia silla explorando un sinfín de actividades u opciones, sin la necesidad de estar con una persona real, sin que nuestra conducta esté marcada por determinadas consecuencias ni impedimentos sociales, y sin que tenga que seguir los patrones de comunicación del mundo real (de hecho, los patrones de comunicación a través de internet están reduciendo cada vez más su contenido de información en beneficio de la imagen o el video breve y llamativo).

    Sin negar los beneficios que la Red reporta, también conviene alertar de los peligros y riesgos subyacentes, entre los que se encuentran: el sexting (envío de contenidos de tipo sexual –sobre todo fotografías y/o vídeos-, por medio de teléfonos móviles), el ciberbullying (uso de medios telemáticos -Internet, telefonía móvil, videojuegos- para ejercer el acoso psicológico entre iguales), o el grooming (prácticas online de ciertos adultos para ganarse la confianza de un/a menor fingiendo empatía, cariño, etc. con fines de satisfacción sexual), además del acceso a contenidos inapropiados, la pérdida de privacidad o la adicción a internet (UPI: uso problemático de Internet y/o las nuevas tecnologías).

    En la adicción a internet, las actividades gratificantes e inofensivas (igual que la comida, las compras, el juego, el sexo, el trabajo) pueden convertirse en una necesidad absoluta que esclaviza a la persona y le conduce a la adicción. En apenas quince años, la población ha pasado del mal uso -tanto del teléfono móvil como de las nuevas tecnologías-, a un abuso que en muchos casos se ha convertido en dependencia. Esto ocurre cuando se utiliza de forma excesiva y persistente, muchas veces sin que la persona sea consciente. La diferencia entre una afición y una adicción viene marcada no solamente por la intensidad y la frecuencia, sino también por la pérdida en el autocontrol.

     Todo ello hace que cada vez un mayor número de padres, educadores, profesionales e investigadores se muestren preocupados al respecto. Actualmente, la importancia clínica y epidemiológica de esta adicción la sitúa como una de las patologías emergentes de mayor impacto en el siglo actual. El problema es de tal magnitud y complejidad que las nuevas tecnologías están llegando a modificar nuestro comportamiento cerebral, de manera que se responde sólo al estímulo inmediato y se deja atrás el componente más reflexivo.

    La persona vulnerable corre el riesgo de volverse adicto si comprueba que puede obtener recompensas inmediatas al contar con algún tipo de actividad que la complazca particularmente, ya sea por estar sometida a circunstancias adversas en la vida diaria (fracaso escolar, bullying, frustaciones afectivas, etc.); el ser impulsado por el grupo de pares con quienes se identifica, o una sensación de vacío existencial (aislamiento social o falta de objetivos). Estas personas suelen encontrarse en la población adulta, pero conviene reflexionar en el impacto que ya tiene internet -y va a tener en un futuro inmediato-, en la población infantil. La adolescencia se ha perfilado como un período de gran vulnerabilidad para el desarrollo de una posible adicción a internet. Además, desde el punto de vista neuropsicológico, en la adolescencia las funciones ejecutivas aún se encuentran en desarrollo posibilitando que sean moduladas por la experiencia. Más información sobre las funciones ejecutivas

    Definición

    El uso problemático de Internet (UPI), se caracteriza por “estar demasiado preocupado por las actividades online, impulsado por una motivación incontrolable para realizar la conducta, y dedicar tanto tiempo y esfuerzo a eso, que perjudica a otras importantes actividades de la vida diaria.» (Andreassen y Pallesen, 2014, p 4054).

    Esta utilización problemática de la Red comparte los siguientes criterios de una conducta adictiva(Griffiths, 2005; Kuss et al.,2014; Ko, 2014) :

    Saliencia (preocupación por la conducta)

    Modificación del estado de ánimo (realizar la conducta para aliviar o reducir estados emocionales negativos)

    Tolerancia (aumento del compromiso con la conducta a lo largo del tiempo para alcanzar los efectos modificadores del estado de ánimo inicial)

    Abstinencia (incomodidad psicológica y física cuando la conducta es reducida o prohibida)

    Conflicto (posponer o descuidar lo social, recreativo, laboral, educativo, doméstico y/u otras actividades, así como las propias necesidades y las de los demás debido a la conducta)

    Recaída (intento fallido para reducir o controlar la conducta e incapacidad para controlar su uso)

    En muchas ocasiones la adicción a internet no es sino un trastorno secundario a otros como la fobia o la ansiedad social, la depresión, la adicción al sexo o a diversas parafilias o los déficits en las habilidades de comunicación. Internet puede fácilmente ser el objetivo de comportamientos obsesivo/compulsivos, reforzados por la gran cantidad de recursos que se pueden encontrar en la red para alimentar otras adicciones o compulsiones.

    Tipo de actividades online de las personas con abuso o dependencia

    El uso problemático de Internet se puede clasificar según la modalidad de uso en función de la aplicación que se utiliza y el contenido al que se accede. Actualmente las actividades en las que se suele presentar un uso problemático son:

    • Las aplicaciones sociales, tales como chat, redes sociales, foros o email
    • Los juegos online
    • La búsqueda de información de contenido sexual
    • La compra online

    La utilización de estas actividades o servicios suele ser inmediatamente placentera y liberadora de estados de ánimo negativos, lo que, por vía del condicionamiento psicológico (clásico y operante), establece la potencia necesaria y el condicionamiento del hábito, capaz de de alterar el estado de ánimo, la motivación, la concentración, la desinhibición, el sentido del tiempo y de los límites, y de producir sentimientos de pérdida de control y de intimidad intensa frente a otras personas «virtuales».

    Se ha encontrado además, que el establecimiento y mantenimiento de las relaciones sociales es una de las principales motivaciones que subyacen al uso de la Red entre aquellos que presentan un uso problemático, lo que está relacionado también con el hecho de emplear la Red como una herramienta para evadirse de la realidad y afrontar estados emocionales negativos. Los estudios también sugieren que las personas que no tienen relaciones sociales presentan más riesgo de desarrollar conductas tecnológicas adictivas (Kuss et al., 2014).

    Señales de alarma

    Las principales señales de alarma que denotan una adicción a Internet o a las redes sociales y que pueden ser un reflejo de la transformación de una afición en una adicción son las siguientes:

    1 Realizar voluntariamente consultas frecuentes al móvil, consistentes en mirar con insistencia la pantalla para verificar si hay alguna llamada, mensaje, notificación, etc.

    2  Pensar en la Red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta.

    3 Utilizar internet o las redes sociales como una manera de escapar de los problemas o de aliviar estados de ánimo negativos como ansiedad, depresión, culpa o indefensión.

    4  Conectarse al ordenador al llegar a casa o al levantarse, y ser lo último que se hace antes de acostarse.

    5  Privarse de sueño (<5 horas) para estar conectado a la red, a la que se dedica tiempos de conexión anormalmente altos.

    6  Descuidar y reducir el tiempo de otras actividades importantes como comer, dormir, el contacto y el compartir con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud.

    7  Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano, como la pareja, los padres, los hermanos, sin prestarles atención o negando el uso desmedido.

    8 Intentar limitar el tiempo de conexión pero sin conseguirlo, y perder la noción del tiempo.

    9  Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.

    10  Arriesgarse a perder una relación significativa, trabajo, una oportunidad profesional o educativa a causa de internet.

    11  Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento escolar o la eficacia laboral.

    12 Sentir euforia y activación elevadas cuando se está delante del ordenador o el móvil.

    En definitiva, lo determinante es el grado de interferencia y la alteración en la vida cotidiana.

    La dependencia a Internet o a las redes sociales está ya instalada cuando:

    1. hay un uso excesivo asociado a una pérdida de control,
    2. aparecen síntomas de abstinencia (ansiedad, depresión, irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a la red,
    3. se establece la tolerancia (es decir, la necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión a Internet para sentirse satisfecho)
    4. y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana con reducción de la actividad física.
    5. La persona muestra ansia desmedida por las redes sociales y se produce un flujo de transrealidad que recuerda la experiencia con drogas.

    Consecuencias

    1 Psicopatología relacionada

    • Sintomatología depresiva
    • Trastornos de ansiedad
    • Fobia social
    • Trastornos alimentarios y rechazo de la imagen corporal
    • Ideación suicida
    • Estrés
    • Problemas de conducta e hiperactividad
    • Mayor consumo de alcohol y tabaco
    • Abuso de sustancias

    2  Variables psicosociales asociadas

    • Déficit de habilidades sociales
    • Bajo autocontrol
    • Baja tolerancia a la frustración y a estímulos displacenteros psíquicos y/o físicos
    • Estilo de afrontamiento inadecuado ante las dificultades cotidianas
    • Aislamiento social
    • Desmotivación y desinterés por otros temas
    • Disminución de la creatividad y la imaginación
    • Percepción de baja estimulación y/o activación en las actividades cotidianas
    • Incremento de conflictos familiares
    • Deterioro de relaciones familiares y sociales
    • Rechazo de la imagen corporal
    • Bajo rendimiento académico (puede ser tanto causa como consecuencia)
    • Disminución de la eficacia laboral
    • Bajo control parental del uso de internet (en niños y adolescentes)

    3 Alteraciones neuropsicológicas (tendencias encontradas en estudios recientes)

    • Dificultades en el control de impulsos y en la regulación de los circuitos de inhibición de respuesta
    • Dificultades de control ejecutivo
    • Dificultades de flexibilidad cognitiva
    • Problemas en la toma de decisiones
    • Dificultades de memoria de trabajo y atención selectiva
    • Menor fluidez verbal
    • Dificultades de razonamiento abstracto
    • Disminución de la eficacia en el procesamiento de tareas (alternancia continuada de la atención)
    • Hiperestimulación multitarea (principalmente visual). Por ejemplo: tener abierto Youtube, Instagram, tu correo, estar haciendo un trabajo en el ordenador y contestando a un Whatsapp a la vez.

    4  Otra sintomatología

    • Sedentarismo
    • Trastornos del sueño
    • Descuido de rutinas diarias
    • Hábitos de alimentación poco saludables
    • Aislamiento de la realidad
    • Desajuste emocional
    • Irritabilidad
    • Impaciencia
    • Ansiedad
    • Picor de ojos

    Factores de protección

    Los jóvenes de hoy conectan más fácilmente con una pantalla, una red social o un videojuego que con la naturaleza, las personas y la realidad. No se trata de negar la tecnología, ni negar el avance digital, sino de saber introducirla de forma sensata y escalonada en la vida de los niños y adolescentes, enseñándoles a ellos mismos a controlar el acceso a las aplicaciones y a los contenidos. No hagamos de la tecnología, un magnífico instrumento, el fin último de la vida de nuestros hijos. Como dice Cathérine L’Ecuyer en su último libro: «la mejor preparación para el mundo online es el mundo offline». (Marian Rojas Estapé. 2015. Europa Press).

    El uso problemático de Internet es un fenómeno globalizado que afecta a todos los estratos o segmentos de la Sociedad.

    Se ha podido constatar, sin embargo, que el hecho de que los padres sean o no usuarios habituales de Internet, sí resulta de importancia, así como el control adecuado de la frecuencia de utilización y del contenido al que accede el menor, de manera que en las familias en las que los padres usan la Red y ejercen un control adecuado sobre su utilización, la prevalencia de abuso es significativamente menor.

    Como consecuencia, se recomienda a los padres a formarse en contenidos y prácticas relativas a Internet y a mantener una actitud activa en el control del uso de internet que sus hijos/as realizan, tratando de identificar posibles indicios de comportamiento que ayuden a prevenir precozmente el posible uso problemático de la Red. Así mismo, es muy importante que los padres eduquen y hablen con sus hijos sobre los contenidos que consideran apropiados e inapropiados. Ninguna solución técnica de bloqueo es por sí sola suficiente.

    Herramientas técnicas de protección

    Las principales herramientas que pueden utilizar los padres son los programas de control parental, los herramientas de seguridad proporcionadas en su ordenador o en el móvil y los programas para bloquear el acceso a páginas web, principalmente las de juegos online y las pornográficas.

    • Tenga en cuenta que estas herramientas deben instalarse en todos los dispositivos que su hijo utilice para conectarse a la red: videoconsolas, teléfonos móviles, tablets, portátiles personales y de sobremesa. Algunos servicios tienen cobertura para todo tipo de dispositivos, otros se limitan a ordenadores o teléfonos.
    • Revise periódicamente el historial de navegación de sus hijos. De vez en cuando hay que echarle un ojo a las fotos en el teléfono de su hijo. Cada vez más temprano se dan casos de “Sexting”, revisar el contenido que nuestros hijos reciben en sus teléfonos móviles nos permitirá que no se produzcan este tipo de situaciones.
    • Revise las aplicaciones que su hijo ha descargado en su teléfono o tablet.
    • Aprenda a manejar bien el router, configurándolo correctamente y sabiendo cómo cambiar la contraseña del Wifi para no tener sorpresas indeseadas.
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